No comenzare con los clásicos discursos
historiando la llegada de nuestros ancestros ni por todo lo que pasaron, para
que nosotros como descendientes estemos
viviendo en este país, pero si comenzare repasando, como si fuera una película antigua, algunas actuaciones de
referentes, referentes que no debemos olvidar.
Nuestros activistas iniciales, los que son
hoy referentes de resistencia, se presentaron con la llegada del primer
africano que como esclavizado, pisara suelo en este territorio en 1527.
Esos africanos, llegaron con un único equipaje silencioso, guardado en lo
más profundo de su esencia, y era el navegar entre la filosofía Bantú, y la
Yoruba esencialmente, porque de esas etnias llegaron nuestros ancestros mayoritariamente. Y se
unieron, sorteando las diferencias que las habrá habido y muchas, en las Casas
de Nación, en las Cofradías y en
Organizaciones en donde secretamente
trabajaron por un fin en común, y era el
Ser Libres. Sabían que poseían una fuerza excepcional y que solamente unidos
podrían lograr objetivos tan caros para
ellos.
Como descendientes de aquellos, nosotros somos seres poseedores de una fuerza
cósmica universal poderosa. Venimos de una filosofía poseedora de
una profunda concepción sobre el
mundo, y el lugar que “el hombre” ocupa en ese mundo y es, por esta filosofía y mística, que somos hermanos, porque fuimos creados por una misma energía.
Nuestra energía es una fuerza vital que podemos reforzar, disminuir e incluso
destruir. Es esta fuerza vital la que
guió a los africanos esclavizados a resistir durante más de 300 años y esa
energía se fue manifestando a través del
“Nommo”, porque somos Humanos,
únicas criaturas del Universo
¿? que tenemos el habla, fuerza que nos
proporciona la capacidad de la palabra. Nommo es la energía vital que nace con
cada vida humana y que le proporciona su inteligencia, la capacidad de
hablar y de SER.
Esta capacidad, nos proporciona la herramienta ideal para generar una de
las formas de comunicación más ricas del planeta y es el poder del diálogo.
El mundo se debe interrelacionar y armonizar entre sí. Nosotros somos parte
de ese mundo, dialoguemos.
“Una persona depende de otras personas para ser una persona”, así reza una
de las traducciones de la palabra Ubuntu. Es importante no olvidar esto.
Notoria y conocida es la situación de nuestras Organizaciones. La distancia
y escasa comunicación y diálogo que existe entre nosotros. El esfuerzo
solitario que realizan nuestras Instituciones en esa justa necesidad de trascendencias para
quienes no hemos tenido, como agrupación humana, la oportunidad de
trascender, ni de estar en lugares en donde pudiéramos incidir en
determinaciones que nos repararan los años de desplazamiento y negación de
oportunidades es entendible.
Lo que sí es preocupante es la separación, la desunión existente, que solamente da pie al viejo refrán “divide
y vencerás” que cierra muchas oportunidades de generar una fuerza más poderosa
que la que se ha logrado.
En esencia, todos queremos lo mismo para nuestra Comunidad. En esencia,
todos aspiramos a un reconocimiento y aceptación y a esa reparación no solo
material sino la reparación para nuestra
alma, la de los ancestros y del espíritu.
En esta necesidad de avanzar, muchos hemos olvidado lo esencial: hemos
olvidado que representamos a una Comunidad. Sabemos que luchamos por ella, por
generar leyes reparadoras que promuevan la equidad y el pleno goce de nuestros
derechos, que posibiliten el acceso a que todos tengamos una vivienda digna y
decorosa, nos preocupamos que nuestros salarios no sean inferiores al salario
del resto de la población, porque somos parte y parte del ser nacional, nos
hemos preocupado de la salud, pero olvidamos algo que es la semilla que alimentara y germinara en estas
transformaciones: no hemos sido lo suficientemente cuidadosos en cuanto a la
educación.
Nuestras niñas, niños y jóvenes, desconocen nuestra historia, la historia
del continente de sus ancestros; desconocen nuestros héroes, nuestros
pensadores, poetas, artistas… desconocen. No tienen referentes, ni héroes… y
los tenemos, vaya que los tenemos!
Sé y conozco muchas Instituciones
preocupadas por transmitir nuestro Candombe, y es válido muy valioso el mantener esta tradición, pero creo
que somos algo más que Candombe y tamboril. Mejor dicho, para comprender el
Candombe y el tamboril, y por ende comprender quiénes somos y que somos,
deberíamos saber que en el Candombe y sobretodo en el tamboril, se han refugiado por siglos, las más
profundas manifestaciones éticas, morales y filosóficas de las naciones
ancestrales, en un lenguaje complejo en cada toque de tambor.
Fuimos una Comunidad avanzada cuando a finales del siglo XIX tuvimos nuestros periódicos, iniciando el
siglo XX mas periódicos y revistas circulaban entre las familias “de color” en
el país. Hubo grupos de teatro,
escritores, periodistas, poetas, músicos, artistas en distintas disciplinas
involucrados directamente en la alfabetización y la cultura de la
Comunidad. Todo esto fue motivo de
orgullo para la Comunidad, y como en todo grupo humano, también existieron las
diferencias y las distancias entre “los Che y los Ud.”,
ustedes, mis compañeros de ruta… ya me comprenden. Sin embargo en aquel
entonces se visibilizaba una Comunidad
más organizada y unida luchando como si fuera un hombro compacto e invencible.
A modo de ejemplo sobre nuestra presencia en el espectro cultural
latinoamericano, comentare que solamente tres países contaron con periódicos,
como medio propio de difusión: Cuba, Argentina y Uruguay. Inclusive, solo Cuba y Uruguay tuvieron sus propios partidos
políticos con aspiraciones de participar en elecciones nacionales.
Hemos estado en la vanguardia en la defensa de los Derechos Humanos y es
debido a ello que siguen llegando investigadores e historiadores de distintos
países a “estudiarnos” como Comunidad. Una de nuestras poetas, la Sra. Virginia
Brindis de Sala, es reconocida como inspiradora de movimientos en los Estados
Unidos de Norteamérica y eso que apenas somos un 8, quizás un 10 o un 12 %...
Con estos datos solamente quiero decir, que nuestra Comunidad, respetada y
admirada por muchos, está perdiendo la oportunidad de crecer, destacarse integrando cada vez más espacios de decisión,
porque (en la fragmentación) no estamos preparando a los futuros líderes y nos estamos quedando
en un HOY que no parece ser muy esperanzador.
La pobreza, no puede ser excusa para la ignorancia, para no estudiar, para
no adquirir conocimientos, herramienta imprescindible en este mundo globalizado
donde es fundamental que los seres nos realicemos y participemos en él.
Naturalmente, los afrodescendientes tendemos a tener una visión comunitaria
que se cimenta en la comunidad humana como base del Ser, del existir y de la
realización de todos los seres humanos. Si nos miramos hacia adentro veremos que
en la práctica esto se traduce, en la concepción de la familia. En algunos
eventos es normal escuchar a alguien que presenta al otro, como su hermana o
hermano. Esa es parte de nuestra idiosincrasia.
Tenemos una nueva ley que costó mucho lograr, y por la que deberíamos
urgentemente tomar acciones afirmativas con Proyectos educativos, no para
mañana, sino para ayer. Pero hay un estigma que nos persigue y esta una cierta desunión…
Las Comunidades que se precian de serlo, resuelven sus problemas en comunidad,
donde todo el mundo tiene derecho a la palabra y esta palabra es respetada,
porque la palabra para nosotros es sagrada. Y en esa Comunidad, se convoca a
todos los “hermanos y hermanas”, aun con
diferencias o enemistades, porque del Todos y Todas, creceremos.
Usemos esta práctica tradicional, de reunirnos, de
compartir y armonizarnos para buscar el
consenso en cuestiones muy relevantes, sin perder la individualidad de nuestras
Instituciones.
Comencemos a utilizar la interdependencia, en las reuniones Comunitarias,
la que se fortalecerá con nuestras diferencias, tomando el concepto de interdependencia positiva, que
relaciona directamente la
necesidad de dependencia con otro individuo para lograr algo en particular,
para lograr un objetivo o un fin. En síntesis formemos una cadena que se
desarrolle entre los individuos en un establecido ámbito, para lograr el éxito
buscado de todos los que formen parte de
ella, para lograr un objetivo común”.
Actualmente, hasta los Estados utilizan esta dinámica para obtener
triunfo en sus objetivos.
Confiemos en los nuestros, porque si confiamos, ellos se comprometerán si
nos ven unidos en determinados objetivos que les beneficien y no sigamos como
ahora, que nuestros profesionales miran expectantes detrás de una vidriera como
se siguen ignorando. Muchas veces me pregunto, el por qué en algunas
organizaciones, al precisar profesionales para estudios y proyectos, se
prioriza la elección de los mismos en
profesionales que no pertenecen al Colectivo, siendo que hay jóvenes
afrodescendientes ya profesionales
deseosos de trabajar en proyectos que los incluyan. Sin embargo, visto desde
afuera, parecería que ni nosotros mismos confiamos en los “hermanos y hermanas”
y damos pie a que se siga pensando como
“hegemónicamente” se ha dicho y pensado, que seguimos precisando de la mano
calificada de los “blancos” para “hacer las cosas bien”.
Es la hora de unificarnos, sin perder nuestra individualidad como
Instituciones. No pensar en una Organización que nos una sino, en establecer
instancias que pueden ser trimestrales, por ejemplo y elaborar proyectos educativos y de
seguimiento para nuestros niños, niñas y jóvenes, y elaborar un relato
histórico que lleve las verdades que no se dijeron sobre nuestra historia, a
los nuestros y a la Sociedad en su
conjunto. Compartir las experiencias que se vienen desarrollando por hermanas y
hermanos de las diferentes organizaciones.
El ser humano tiene intrínsecamente la necesidad de trascender, y eso es
valioso, pero y sin dejar nuestros intereses, creo que deberíamos dedicar un buen espacio para trabajar para que
nuestra Comunidad trascienda culturalmente. Tratar y buscar la forma para que
nuestro porcentaje de estudiantes crezca, que terminen sus carreras
universitarias o técnicas, que tengamos líderes referentes preparados para años
venideros que accedan a cargos de decisión cada vez más jerárquicos, con
cultura y educación .
Graciela Leguizamón