domingo, 31 de agosto de 2014

REFLEXIONES PARA UNA GUÍA DE ORGANIZACIONES AFROURUGUAYAS


No comenzare con los clásicos discursos historiando la llegada de nuestros ancestros ni por todo lo que pasaron, para que nosotros  como descendientes estemos viviendo en este país, pero si comenzare repasando, como si fuera  una película antigua, algunas actuaciones de referentes, referentes que no debemos olvidar.

Nuestros activistas iniciales, los que son  hoy referentes de resistencia, se presentaron con la llegada del primer africano que como esclavizado, pisara suelo en este  territorio en 1527.

Esos africanos, llegaron con un único equipaje silencioso, guardado en lo más profundo de su esencia, y era el navegar entre la filosofía Bantú, y la Yoruba esencialmente, porque de esas etnias llegaron  nuestros ancestros mayoritariamente. Y se unieron, sorteando las diferencias que las habrá habido y muchas, en las Casas de Nación,  en las Cofradías y en Organizaciones en donde  secretamente trabajaron por  un fin en común, y era el Ser Libres. Sabían que poseían una fuerza excepcional y que solamente unidos podrían lograr  objetivos tan caros para ellos.

Como descendientes de aquellos,  nosotros somos seres poseedores de una fuerza cósmica universal poderosa. Venimos de una filosofía  poseedora de  una profunda  concepción sobre el mundo, y el lugar que “el hombre” ocupa en ese mundo y es,  por esta filosofía y mística, que  somos hermanos,  porque fuimos creados por una misma energía. Nuestra energía es una fuerza vital que podemos reforzar, disminuir e incluso destruir. Es esta fuerza vital  la que guió a los africanos esclavizados a resistir durante más de 300 años y esa energía se fue manifestando a través  del “Nommo”, porque somos Humanos,  únicas  criaturas del Universo ¿?  que tenemos el habla, fuerza que nos proporciona la capacidad de la palabra. Nommo es la energía vital que nace con cada vida humana y que le proporciona su inteligencia, la capacidad de hablar  y de SER.

Esta capacidad, nos proporciona la herramienta ideal para generar una de las formas de comunicación más ricas del planeta y es el poder del diálogo.

El mundo se debe interrelacionar y armonizar entre sí. Nosotros somos parte de ese mundo, dialoguemos.

“Una persona depende de otras personas para ser una persona”, así reza una de las traducciones de la palabra Ubuntu. Es importante no olvidar esto.

Notoria y conocida es la situación de nuestras Organizaciones. La distancia y escasa comunicación y diálogo que existe entre nosotros. El esfuerzo solitario que realizan nuestras Instituciones en  esa justa necesidad de trascendencias para quienes no  hemos tenido,  como agrupación humana, la oportunidad de trascender, ni de estar en lugares en donde pudiéramos incidir en determinaciones que nos repararan los años de desplazamiento y negación de oportunidades es entendible.

Lo que sí es preocupante es la separación, la desunión existente,  que solamente da pie al viejo refrán “divide y vencerás” que cierra muchas oportunidades de generar una fuerza más poderosa que la que se ha logrado.

En esencia, todos queremos lo mismo para nuestra Comunidad. En esencia, todos aspiramos a un reconocimiento y aceptación y a esa reparación no solo material sino la reparación para  nuestra alma, la de los ancestros y del espíritu.

En esta necesidad de avanzar, muchos hemos olvidado lo esencial: hemos olvidado que representamos a una Comunidad. Sabemos que luchamos por ella, por generar leyes reparadoras que promuevan la equidad y el pleno goce de nuestros derechos, que posibiliten el acceso a que todos tengamos una vivienda digna y decorosa, nos preocupamos que nuestros salarios no sean inferiores al salario del resto de la población, porque somos parte y parte del ser nacional, nos hemos preocupado de la salud, pero olvidamos algo que es la semilla  que alimentara y germinara en estas transformaciones: no hemos sido lo suficientemente cuidadosos en cuanto a la educación.

Nuestras niñas, niños y jóvenes, desconocen nuestra historia, la historia del continente de sus ancestros; desconocen nuestros héroes, nuestros pensadores, poetas, artistas… desconocen. No tienen referentes, ni héroes… y los tenemos, vaya que los tenemos!

  y conozco muchas Instituciones preocupadas por transmitir nuestro Candombe, y es válido muy  valioso el mantener esta tradición, pero creo que somos algo más que Candombe y tamboril. Mejor dicho, para comprender el Candombe y el tamboril, y por ende comprender quiénes somos y que somos, deberíamos saber que en el Candombe y sobretodo en el tamboril,  se han refugiado por siglos, las más profundas manifestaciones éticas, morales y filosóficas de las naciones ancestrales, en un lenguaje complejo en cada toque de tambor.

Fuimos una Comunidad avanzada cuando a finales del siglo XIX  tuvimos nuestros periódicos, iniciando el siglo XX mas periódicos y revistas circulaban entre las familias “de color” en el país.  Hubo grupos de teatro, escritores, periodistas, poetas, músicos, artistas en distintas disciplinas involucrados directamente en la alfabetización y la cultura de la Comunidad.  Todo esto fue motivo de orgullo para la Comunidad, y como en todo grupo humano, también existieron las diferencias y las distancias entre “los Che y los  Ud.”,  ustedes, mis compañeros de ruta… ya me comprenden. Sin embargo en aquel entonces  se visibilizaba una Comunidad más organizada y unida luchando como si fuera un hombro compacto e invencible.

A modo de ejemplo sobre nuestra presencia en el espectro cultural latinoamericano, comentare que solamente tres países contaron con periódicos, como medio propio de difusión: Cuba, Argentina y Uruguay. Inclusive, solo  Cuba y Uruguay tuvieron sus propios partidos políticos con aspiraciones de participar en elecciones nacionales.

Hemos estado en la vanguardia en la defensa de los Derechos Humanos y es debido a ello que siguen llegando investigadores e historiadores de distintos países a “estudiarnos” como Comunidad. Una de nuestras poetas, la Sra. Virginia Brindis de Sala, es reconocida como inspiradora de movimientos en los Estados Unidos de Norteamérica y eso que apenas somos un 8, quizás un 10 o un 12 %...

Con estos datos solamente quiero decir, que nuestra Comunidad, respetada y admirada por muchos, está perdiendo la oportunidad de crecer, destacarse  integrando cada vez más espacios de decisión, porque (en la fragmentación) no estamos preparando  a los futuros líderes y nos estamos quedando en un HOY que no parece ser muy esperanzador.

La pobreza, no puede ser excusa para la ignorancia, para no estudiar, para no adquirir conocimientos, herramienta imprescindible en este mundo globalizado donde es fundamental que los seres nos realicemos y participemos en él.

Naturalmente, los afrodescendientes tendemos a tener una visión comunitaria que se cimenta en la comunidad humana como base del Ser, del existir y de la realización de todos los seres humanos. Si nos miramos hacia adentro veremos que en la práctica esto se traduce, en la concepción de la familia. En algunos eventos es normal escuchar a alguien que presenta al otro, como su hermana o hermano. Esa es parte de nuestra idiosincrasia.

Tenemos una nueva ley que costó mucho lograr, y por la que deberíamos urgentemente tomar acciones afirmativas con Proyectos educativos, no para mañana, sino para ayer. Pero hay un estigma que nos persigue y esta  una cierta desunión…

Las Comunidades que se precian de serlo, resuelven sus problemas en comunidad, donde todo el mundo tiene derecho a la palabra y esta palabra es respetada, porque la palabra para nosotros es sagrada. Y en esa Comunidad, se convoca a todos los “hermanos y hermanas”, aun con  diferencias o enemistades, porque del Todos y Todas, creceremos.

Usemos  esta  práctica tradicional, de reunirnos, de compartir y  armonizarnos para buscar el consenso en cuestiones muy relevantes, sin perder la individualidad de nuestras Instituciones.

Comencemos a utilizar la interdependencia, en las reuniones Comunitarias, la que se fortalecerá con nuestras diferencias, tomando el concepto de  interdependencia  positiva, que  relaciona directamente  la necesidad de dependencia con otro individuo para lograr algo en particular, para lograr un objetivo o un fin. En síntesis formemos una cadena que se desarrolle entre los individuos en un establecido ámbito, para lograr el éxito buscado  de todos los que formen parte de ella, para lograr un objetivo común”.  Actualmente, hasta los Estados utilizan esta dinámica para obtener triunfo en sus objetivos.

Confiemos en los nuestros, porque si confiamos, ellos se comprometerán si nos ven unidos en determinados objetivos que les beneficien y no sigamos como ahora, que nuestros profesionales miran expectantes detrás de una vidriera como se siguen ignorando. Muchas veces me pregunto, el por qué en algunas organizaciones, al precisar profesionales para estudios y proyectos, se prioriza la elección de los mismos en  profesionales que no pertenecen al Colectivo, siendo que hay jóvenes afrodescendientes ya  profesionales deseosos de trabajar en proyectos que los incluyan. Sin embargo, visto desde afuera, parecería que ni nosotros mismos confiamos en los “hermanos y hermanas” y damos pie a que se siga pensando  como “hegemónicamente” se ha dicho y pensado, que seguimos precisando de la mano calificada de los “blancos” para “hacer las cosas bien”.

Es la hora de unificarnos, sin perder nuestra individualidad como Instituciones. No pensar en una Organización que nos una sino, en establecer instancias que pueden ser trimestrales, por ejemplo  y elaborar proyectos educativos y de seguimiento para nuestros niños, niñas y jóvenes, y elaborar un relato histórico que lleve las verdades que no se dijeron sobre nuestra historia, a los nuestros y  a la Sociedad en su conjunto. Compartir las experiencias que se vienen desarrollando por hermanas y hermanos de las diferentes organizaciones.

El ser humano tiene intrínsecamente la necesidad de trascender, y eso es valioso, pero y sin dejar nuestros intereses, creo que deberíamos dedicar  un buen espacio para trabajar para que nuestra Comunidad trascienda culturalmente. Tratar y buscar la forma para que nuestro porcentaje de estudiantes crezca, que terminen sus carreras universitarias o técnicas, que tengamos líderes referentes preparados para años venideros que accedan a cargos de decisión cada vez más jerárquicos, con cultura y educación .

                                                                                                    Graciela Leguizamón

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